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lunes, 29 de agosto de 2016

EL MUNDO ASTRAL

Extraído por los libros que agilizar la práctica...
La ley del Siete (Heptaparaparshinok) rige todo lo creado, existen siete dimensiones formando este mundo en el que vivimos, pero nuestros sentidos solo nos permiten conocer tres, conocidas como: ancho, alto y profundidad, y a esto lo llamamos el mundo físico...






Más allá del mundo tridimensional, existe el mundo vital o hiperespacio, que corresponde al Edén bíblico y en una nota vibratoria más alta existe en el mundo astral, que es el mismo mundo de los sueños.
Esta región del cosmos, hoy ignorada por la ciencia materialista, fue conocida por los maestros de antaño como Mundo de Hod en la Kábala hebraica, Kamas en la India milenaria, correspondiente a la quinta dimensión o eternidad, donde el pasado, presente y futuro quedan hermanados.
Cada noche, sin excepción, cuando dormimos, nuestro cuerpo astral se desenvuelve en esta región de la naturaleza, por lo que un sueño es en realidad un viaje astral, solo que lo hacemos en forma inconsciente.
Un cordón de tipo energético une el cuerpo físico al astral, siendo posible regresar siempre al cuerpo, como lo hacemos cada vez que despertamos del sueño. Este cordón es llamado Antakarana, hilo de vida o cordón plateado.
El objetivo es que nos hagamos conscientes de lo que de por sí hemos hecho toda nuestra vida, por lo tanto no es peligroso como han difundido tantos enemigos de la humanidad.
El maestro Jesús dice tal como recoge el Evangelio Gnóstico de Tomás: «Reconoce lo que tienes ante tu vista y se te manifestará lo que te está oculto, pues nada hay escondido que no llegue a ser manifiesto», con ello nos da –entre otras simbologías- el secreto para lograr los viajes astrales conscientes, es decir, si aprendemos a vivir cada momento de nuestra vida, esto permitirá que despertemos conciencia en el astral.








Si aprendemos a vivir intensamente las cosas cotidianas, como el comer, caminar, estudiar, trabajar, platicar, etc., sin escapatorias de ninguna especie, uniendo nuestra conciencia a la acción que se vive, esto se reflejará en el mundo astral y lograremos despertar conciencia en esta dimensión de los sueños.
Hay muchos factores que unidos nos darían el tan anhelado viaje consciente astral, entre ellos está la meditación diaria, ya que al tratar de comprender nuestros defectos, y si logramos eliminarlos, se liberará la esencia aprisionada y nos llevará al despertar. Influye también el control de nuestras energías creadoras, pues cuando aprendemos a transmutarlas cambia nuestra vibración a una nota más alta facilitando las experiencias astrales conscientes.
Los viajes astrales son más bien del corazón y no del intelecto, por lo que desarrollando los valores del corazón, sería mucho más fácil el desdoblamiento consciente. Los valores del corazón los desarrollamos con la caridad consciente, el servicio a la humanidad desinteresado, la oración científica y no mecánica, la fe solar, la devoción, la espiritualidad, etc.




El mundo astral está regido por la luna, por lo que las salidas astrales son más fáciles en creciente y un poco más difíciles en menguante.
Es triste reconocer que en la época en que vivimos todo lo queremos fácil y rápido, pero aquí no puede aplicarse eso. Solo el trabajo constante, integrando todos los elementos dichos, con mucha paciencia podría llevarnos al éxito. Pero es cuestión de un desarrollo gradual que lleva meses y años de práctica diaria.
Las teorías abundan como la mala hierba, y ya el mundo está cansado de ellas. Lo que necesitamos es ir a los hechos, a la práctica, recibe estimado lector decenas de prácticas para lograr ese despertar a través de este número de tu revista “La Sabiduría del Ser”, no las leas como quien lee un periódico, proponte vivir cada una de ellas.
Integra a tu vida diaria cada una de estas enseñanzas, no esperes resultados inmediatos, solo trabaja intensamente y verás que si eres perseverante y tienes fe, podrás experimentar por ti mismo y entonces podrás recordar tus vidas anteriores, platicar cara a cara con algún maestro, ir a visitar las zonas sagradas del mundo, conocer la sabiduría maya, inca, egipcia, hindú, tibetana, etc.
Entonces podremos darnos cuenta que no es retirándose del mundo como lograremos encontrar la verdad, sino que ella subyace en cada uno de nosotros.Casi una tercera parte de nuestra vida la vivimos en el mundo de los sueños, sin estar concientes realmente de su importancia y relevancia. El proceso del sueño es un fenómeno muy natural del ser humano, que se realiza diariamente, así como el comer, caminar o tomar agua. Cuando el cuerpo físico se queda dormido, es entonces posible que el alma salga de éste y viaje por todas partes en el llamado mundo de los sueños o mundo astral, al momento de regresar el alma al cuerpo, puede recordar los lugares donde estuvo, las personas con quienes habló; a este fenómeno se le conoce como desdoblamiento astral.
El ser humano tiene la facultad de salir a voluntad al mundo de los sueños y hacerse conciente de sus propios fenómenos naturales, lo cual jamás puede ser peligroso, sino por el contario: hacerse conciente de los fenómenos naturales puede transformar nuestra existencia, cada quien puede hacerse conciente de los alimentos que ingiere, del agua que toma, de su propia salud.
Todos los días, inevitablemente, al momento de dormir, el alma se desdobla del cuerpo físico, la naturaleza se encarga de realizar ese prodigio para que el cuerpo físico pueda ser reparado mientras el alma está fuera. Si todos los días realizamos este proceso ahora lo que podemos hacer es vigilar precisamente el sueño para observar y ser testigos de este fenómeno, a esta práctica se le llama “vigilar el sueño”. Consiste en vigilar lo que ocurre en esos momentos de desdoblamiento, “cuando se sienta en estado de lasitud propio del sueño, cuando comience a dormitar, imagínese ser como un fantasma sutil, vaporoso; piense que se va a salir de su cuerpo; comprenda que usted no es el cuerpo; entienda que usted es un alma; siéntase siendo alma y levántese de su lecho con suavidad, delicadamente, como se levantan las almas”.






Sin embargo el ejercicio no es solamente pensar, sino actuar, es decir que verdaderamente es necesario levantarse de la cama y una vez levantado, es necesario dar un salto para flotar en el aire, esto es porque al quedar flotando quiere decir que ya se ha desdoblado en cuerpo astral, el cuerpo físico se ha quedado dormido, entonces, con la ayuda de la madre divina puede trasladarse a cualquier lugar que anhele o bien visitar a un ser querido.
Si no flota, entonces es indispensable volver a la cama a conciliar nuevamente el sueño y vigilarlo para repetir el ejercicio, hasta lograr el desdoblamiento conciente. Al momento de despertar, todo lo que vivió el alma en el mundo astral, es recordado por el cerebro físico.
Este ejercicio de vigilar el sueño también puede realizarse de la siguiente manera: “durante 40 noches seguidas, el estudiante debe dedicarse a observar con sumo cuidado aquel estado de transición entre la vigilia y el sueño. Es necesario poner suma atención en ese estado de transición especial entre el adormecimiento en donde ni se está dormido ni tampoco se está despierto. Cuando estamos entre la vigilia y el sueño, estamos de hecho ante la puerta que nos permite salir en astral… Estudiar por 40 noches esa puerta, poner suma atención. Después de 40 noches se conocerá el estado de trancisión existente entre la vigilia y el sueño. Si está seguro de ello, de haber estudiado muy bien dicho estado de adormecimiento en que ni se está dormido ni se está despierto, entonces hay que levantarse en esos instantes del lecho y salir del cuarto rumbo al lugar que se anhele sin temor alguno”

TAI-RE-RE-RE

Todo ejercicio para salir en cuerpo astral a voluntad y concientemente requiere dos condiciones: fe y tenacidad. “La fe mueve montañas”, pero la fe conciente, porque ésta es diferente de la creencia. Creer es algo totalmente mecánico y sin sentido, inclusive sin espiritualidad. En cambio la fe implica verdadera devoción a la espiritualidad, anular cualquier átomo de duda, la fe es experiencia directa de la verdad.
La fe está relacionada con la llamada mente interior; la mente interior conoce la verdad porque en ella se encuentra la sabiduría de la conciencia. Al tener fe, estamos invocando la sapiencia que el alma ha adquirido en el transcurso de sus existencias, por ello la fe es diferente de la creencia. La creencia es fría e intelectual, no sirve para salir en astral. La tenacidad por su parte implica voluntad, la voluntad también pertenece a la conciencia y es indispensable para lograr cualquier propósito.
Los propósitos de salir concientes en cuerpo astral son muchos y muy variados. El discípulo puede necesitar ser atendido en el mundo astral en el templo de Alden, la medicina universal, o puede necesitar hacer un negocio con la ley divina, para lo cual deberá acudir al templo de la justicia cósmica o de la Diosa egipcia, Maat. El discípulo puede necesitar saber algo en relación con la madre naturaleza, sus elementos y elementales y entonces deberá ir al templo que se encuentra en Egipto, en la esfinge. También hay templos de misterios mayores, en todas partes del mundo, cada uno es diferente y en ellos se encuentran seres con la conciencia despierta, maestros de la logia blanca que pueden ayudarnos en cualquier momento siempre y cuando su ayuda sea invocada en el nombre del Cristo.
El siguiente mantram le ayuda a desdoblarse a voluntad.
“El discípulo se adormecerá vocalizando este Mantram: TAI RE... RE... RE...
Debe cantarse este Mantram acentuando fuertemente la vocal A: TÁI.
Las tres silabas restantes, se vocalizan dando a la E un sonido acampanado melodioso prolongado: la R, no se hace vibrar sino solo se pronuncia de una manera simple: REEEEEE REEEEEE REEEEEE
La sílaba TAI, se canta en tono profundo. La repetición de RE en tono más alto que TAI. Cuando el discípulo se esté ya adormeciendo, cuando se encuentre en ese estado preciso de transición entre la vigilia y el sueño, deberá levantarse del lecho sin vacilaciones, sin pereza, sin dudas sin razonamientos, con naturalidad, en forma refleja o instintiva, automática y absolutamente infantil... Observad a las aves: ellas cuando van a volar, no razonan para ello, no abrigan dudas, ni preconceptos, sino que vuelan instintivamente, diríamos: automáticamente. De esa manera debe proceder el discípulo: imitar a las aves... Debe levantarse, pues, del lecho y salir de la recámara. Y diríjase a cualquier rincón del infinito, a donde quiera.
Cuando decimos que el estudiante debe LEVANTARSE del lecho, tradúzcase esto en hechos efectivos e inmediatos, sin dar lugar a pensar”.

RUSTI

Otra clave para salir consciente en cuerpo astral es el mantram Rusti:
Acuéstese el discípulo en su lecho, en posición horizontal. Relaje su cuerpo para que ningún músculo haga presión sobre el Cuerpo Astral. Adormézcase pronunciando el mantram Rusti, así:
ruuuuuuuusssssssstiiiiiiiii
Este mantram se pronuncia mentalmente. El discípulo debe convertirse en esos instantes en un "espía de su propio sueño".
Cuando el discípulo se halle ya en ese estado de sopor o somnolencia que precede al sueño, levántese de su cama y salga de su cuarto. No se preocupe el estudiante por su Cuerpo Físico en esos momentos; levántese de su cama y salga de su cuarto. ¿Cómo? ¿De qué manera? Casi todos los estudiantes suponen que se trata de una práctica de magnetismo o de autosugestión, etc., pero se equivocan lamentablemente, pues aquí no se trata de practicar auto-sugestiones o hipnotismos; sencillamente levantarse de su cama, que la Naturaleza hará lo demás. Ella sabrá cómo va a separar el Cuerpo Astral del Cuerpo Físico. Al discípulo sólo le cabe levantarse y salir de su cuarto, que la Naturaleza hará lo demás.
Es probable que el discípulo tarde algunos días o meses y hasta aún años, para tener éxito en el ejercicio, eso depende de su preparación, de su fe, pero la tenacidad vence cualquier obstáculo, así que si no se puede a la primera, es necesario seguir realizando el ejercicio sin cansarse hasta lograrlo.
Imagen: El sueño de Jacob, de José de Ribera (Xàtiva, 1591-Nápoles, 1652)
Susana M. Rodríguez L. Calmecac, San Luis Potosí, S.L.P.

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